Arca: La Noche que la Música Rompió los Paradigmas de un País
Arca es probablemente la artista venezolana que más alto en el escenario musical internacional ha llegado. Su trabajo como productora, DJ y cantante la ha llevado a colaborar con artistas de la talla de Björk, Kanye West, Rosalía, Lady Gaga y Madonna. Arca se ha vuelto una habitué en los desfiles de moda de las grandes casas europeas, desfilando sobre la pasarela de firmas tan reconocidas como Mugler, siendo percibida como un icono de irreverencia, autenticidad, arte, belleza y moda. Sin embargo el común denominador venezolano no le otorga a la artista el nivel de reconocimiento que debería tener en nuestro país, quizá el hecho de que su música rompa los esquemas de la fórmula tradicional, o su realidad de mujer transgénero, le hayan impuesto una barrera para alzarse como la máxima estrella pop venezolana que es. Pero a Arca no parece que eso le quite el sueño, ella en su mundo artístico lleno de música, performances, pintura y grandes creaciones, es una reina, que tras casi una década pisa de nuevo su tierra natal para infundirnos de una libertad que solo la irreverencia de quien se mantiene auténtica y leal a sí misma es capaz de irradiar a un país plagado de dogmas y encerrado en sus propios paradigmas.
En medio de un clima lleno de alegría, espontaneidad y auto expresión, la compositora y DJ abrió su show, con una explosión de color, sonido y esa misma des fragmentación que dejaba ver en una gigantesca pantalla que la mostraba tal cual es, multipolar, ambivalente, mística, relajada, icónica; abrió el show nada más y nada menos que con su versión de “Tonada de Luna Llena” del legendario Simón Díaz. Ella, la mujer mutante, la escandalosa, la mujer transgénero, la revoltosa que destroza los límites del sonido y el arte, con su melodiosa voz, rodeada de Beats, distorsiones y golpes electrónicos, saludaba a una Venezuela que esa noche en el descampado de la Concha Acústica de Bello Monte se antojaba libre, sin ataduras ni estereotipos hirientes. Esa, la noche que Arca Liberó a Venezuela.
De la melodiosa versión del icono de la música venezolana a temas como “Machote”, “Calor” y “Piel”; al rap de la guerrera post apocalíptica de “Prada” “Rakata”, “Mequetrefe” y la que se ha convertido en una de sus cartas de presentación: “Incendio”; Arca no decepcionó ni un segundo en una noche plena que además la llevaría, tras finalizar su show en un periplo que incluyó al menos dos locaciones más en la ciudad capital.
Una Arca que bien puede ser una Miss que se pasea sobre el escenario con aires felinos, cual top model sobre la pasarela; o una cyborg, surrealista, agresiva, peligrosa; la Dominatrix que se sube a un columpio bondage, hilarante, disruptiva, transgresora. La “Madre” como la llaman sus legiones de fanáticos, los “Mutantes”, creó una atmósfera mágica, llena de historias, personajes y sonidos hilvanados por su mente discordante, convocando a una Caracas sin prejuicios, por primera vez en mucho tiempo, moderna, sin ataduras.
Traer a Arca a Venezuela había sido por años una mera fantasía. Su selecto público, la dificultad de concretar patrocinios para una artista que a la encajonada sociedad venezolana, resulta lascerante, incluso la posibilidad de agresiones en un país donde los extremos religiosos parecen cada vez más palpables, convertían el paso de la icónica artista en una distopia digna de sus propias creaciones. Sin embargo, tras largas conversaciones, la productora Cusica se convirtió en el organizador de su concierto y profeta de su venida. La ocasión era perfecta, siendo Caracas escala de su presentación en el festival Estéreo Picnic de Colombia, el 21 de marzo. Si, es real, no es una leyenda sacada de los libros religiosos… Arca vino a Venezuela, y por una noche destrozó los paradigmas de todo un país, por primera vez en mucho tiempo, fuimos libres en su música.